Después de la vida, la libertad constituye el más trascendental de los derechos fundamentales. Tanto la libertad de acción, como la de no acción de lo que no nos da la gana de hacer. Por eso el tratamiento que la Constitución le confiere a esta, es un tema relevante y se sintetiza en dos ideas muy sencillas:
Todos somos libres de hacer lo que la ley no prohíbe. Y nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda.
Y ya que algún revolucionario podría confundirse, aclaremos que el segundo enunciado significa el derecho de no sufrir injerencias por parte del Estado en la esfera privada de cada uno. O dicho en una forma menos elegante, el derecho a que "no me jo…roben" si la ley no dice que me tienen que "jo…robar".
Veamos ahora la "genialidad" que instituye la Constitución de Montecristi: "Que ninguna persona pueda ser obligada a hacer algo prohibido o a dejar de hacer algo no prohibido por la ley". ¿Alguien puede ser obligado a …"dejar de hacer" algo, sabios?
¿Cómo se obliga a "dejar de hacer"? Solo puede obligarse a alguien a hacer. O impedirle que haga algo. Eso es lo quisieron decir sin saber cómo. El verbo es impedir, no obligar a "dejar de hacer". Además, hay una desviación de la idea central; la Constitución confunde el tratamiento de la libertad con el de la prohibición. Y así aquella queda exenta de cobertura constitucional. Grave. Muy grave.
Esto no es izquierda o derecha ni ideología revolucionaria, sino ineptitud e impericia. Claro, quien no sabe hablar no puede escribir.
Torpezas como esta son las que deben reformar en lugar de andar proponiendo "enmiendas" ridículas. Hacen pensar al resto del mundo que somos un país de retrasados mentales, ni siquiera capaces de dar un tratamiento coherente al más trascendental de los derechos: la libertad. Y no todos somos retrasados.
¿O existe la libertad de ser torpe si uno recibe un sueldazo pagado por el pueblo para redactar la Constitución?
¿Tenemos la "mejor" Constitución del mundo? El calificativo da risa, genios.
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